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viernes, 5 de junio de 2009

Conferencia: "Aproximación Crítica a los Partidos Políticos Panameños." 1-8-2008.

Conferencia: "Partidos Políticos y Elecciones en Panamá: Un Enfoque Institucionalista." Fundación Friedrich Ebert. FES-America Central. 1-8-2008.

"Aproximación Crítica a los Partidos Políticos Panameños."

Por: Samuel Prado Franco.
Lic. en Filosofía, Ética y Valores.
Especialista en Docencia Superior.
Investigador Político y Social.
Contacto: samuelpradof@gmail.com


Hoy realizare más que comentarios sobre el libro: “Partidos Políticos y Elecciones en Panamá: Un Enfoque Institucionalista” del sociólogo panameño Harry Brown Arauz haré una reflexión personal, critica y analítica desde mi formación filosófica y política sobre los partidos políticos panameños a partir del tema que nos reúne esta noche. El libro aborda un tema que genera desconfianza en el pueblo, debates académicos y políticos calurosos no exentos de polémicas y muchos análisis en los medios de comunicación: los partidos políticos y las elecciones. El libro del Dr. Brown nos brinda una herramienta de análisis y estudio científico y técnico actual, pertinente y especializado desde las ciencias políticas de varios temas interesantes como la importancia de las instituciones políticas para la democracia; la institucionalización de los partidos políticos panameños; el sistema electoral panameño y la institucionalización del sistema de partidos panameños. De mi análisis y estudio del libro he sacado una serie de ideas centrales que me gustaría abordar esta noche por su importancia: El Concepto de Democracia: En su primer capitulo inicia con la definición etimológica de democracia que conocemos como: “poder del pueblo”. Atendiendo a su raíz griega clásica demos pueblo y kratos gobierno es “el gobierno del pueblo”. Esta es su definición primaria y más conocida.

Mas adelante hace una afirmación citando a Giovanni Sartori: “En la democracia conviven en permanente tensión hechos y valores, por lo que puede afirmarse que “… solo la democracia debe su misma existencia a sus valores” (Sartori, 2000) El ideal democrático, tan importante para el fortalecimiento de la democracia real, debe servirnos para caminar hacia el, mas no para hacer de lo perfecto enemigo de lo bueno”. Añadiría yo de lo utópico (lo ideal que nos debe mover) a lo existente (lo real que puede ser mejorado o cambiado) No existe democracia perfecta o acabada. La democracia como construcción mental e ideal del ser humano no es una formula que puede ser aplicada y funcionar maravillosamente sin problemas, pero sin lugar a dudas es el mejor sistema político de gobierno en la teoría y la practica. Aunque no hablo de una democracia a secas. Me remito a una democracia social y popular no una democracia elitista o de grupos de poder. No hablo de una democracia electoral o formal meramente sino de una democracia como estilo de vida en comunidad. De una democracia electoral a una democracia de ciudadanos.

A inicios de la era republicana eran principalmente dos los partidos hegemónicos: el Liberal y el Conservador. Este periodo histórico dura alrededor de 65 años desde nuestra separación de Panamá de Colombia en 1903 hasta 1968 con el derrocamiento del gobierno del Presidente Dr. Arnulfo Arias por los militares. Los fraudes electorales, la corrupción, el descrédito y los escándalos políticos afectaron seriamente la imagen de los partidos y los políticos. De los primeros años y décadas de partidos y políticos ideológicos y programáticos que influyeron y orientaron decididamente en la construcción, crecimiento y desarrollo institucional, administrativo y político del país pasamos a los partidos y políticos pragmáticos y electoreros que se encontraban envueltos en la corrupción. Ese modelo en que la oligarquía nacional terrateniente y comerciante gobernaba se agoto. El fraccionamiento, divisionismo, caudillismo, descomposición y liquidación del proyecto político liberal clásico y la debilidad, descomposición y liquidación del proyecto conservador clásico fueron los síntomas de la grave enfermedad de los partidos políticos de esa época.

Hoy pudiéramos hablar del Partido Revolucionario Democrático P.R.D. y el Partido Panameñista P.P. como los principales e importantes partidos del país en cuanto a cantidad de adherentes, organización, participación, movilización y presencia a nivel nacional. Ambos partidos ya han estado en el poder en este periodo post-invasión alternándose en los periodos de gobierno. En el caso del P.R.D. este se considera heredero político del periodo de gobierno militar del General Omar Torrijos Herrera que duro desde 1968 hasta 1981 que finalizo abruptamente producto de su muerte en un accidente aéreo y heredero de su método y estilo de gobernar populista y en el caso del Panameñismo se considera heredero político de los varios periodos de gobierno civil del Dr. Arnulfo Arias Madrid y de la “Doctrina Panameñista” creada por el mismo. Ambos líderes políticos son las figuras emblemáticas de dichos partidos.

Hay una serie de distinciones que hace el autor que quisiera tocar desde mi análisis: Partidos Pragmáticos y Partidos Ideológicos: Los partidos políticos panameños son más pragmáticos que ideológicos. Aunque esta no es una tendencia única y exclusiva de nuestros partidos sino a nivel regional y mundial. Los partidos tienden a dejar a un lado secundario o sacrificar sus principios, ideales y valores políticos, ideológicos y filosóficos en vías de sumar más adherentes y grupos de apoyo y ganar elecciones. Prevalece mas la practica, la táctica y el cálculo que la ideología. Lo ideológico es en algunos casos para los partidos algo accesorio o que no es importante. Es por esto que existen en Panamá partidos que no tienen una identidad ideológica propia sino una identidad difusa. Los partidos son sin lugar a dudas el reflejo y la representación de los intereses y tendencias determinadas de actores sociales y económicos históricos. Y como tales y por origen histórico algunos serán más pragmáticos porque buscan objetivos más inmediatos, particulares o concretos y otros serán más ideológicos porque buscan objetivos más mediatos, colectivos o de mediano o largo alcance. Existen los Partidos Carismáticos y Partidos Institucionales: en política y en religión se da el fenómeno de personas con carisma o sea que tienen una serie de virtudes y cualidades especiales y sobresalientes que las hacen atractivas a las masas y las movilizan a determinadas cosas. En el caso de Panamá si han existido líderes carismáticos que han formado partidos y movimientos políticos de mucha importancia.

El problema de estos liderazgos dentro de partidos y movimientos políticos es que todo gira alrededor del líder y su carisma y no de principios, valores y proyectos aunque el líder pueda encarnarlos de alguna manera o en algún momento, pero no es lo suficiente para poder constituir un partido institucionalizado en torno a un proyecto político e ideológico estable y permanente. Existen peligros de que los líderes carismáticos pasen a ser líderes mesiánicos o sea personas que se consideran así mismas ungidas o llamadas y que fundamentan su practica política en conceptos como: Dios, la nación, la raza o alguna doctrina o creencia religiosa, política o ideológica para ser los únicos intérpretes o guías de sus pueblos o naciones al igual que practican el culto a la personalidad. Aunque aclaro no es la condición de líder carismático la que lleva obligatoriamente a ser un líder mesiánico por supuesto. Mientras los partidos institucionales gozan de mayor estabilidad y permanencia en el tiempo ya que no están sujetos a un líder y su carisma, sino a instituciones de dirección, organización, participación y movilización que no responden a una persona sino a muchas y a mecanismos de control y participación democráticos. Quiero señalar como ejemplo y referente histórico el Partido del Pueblo partido comunista creado en la década del 50 heredero político del primer Partido Comunista de Panamá que tuvo un alto grado de institucionalidad, con un personal trabajando permanentemente, con estructura y presencia a nivel nacional e internacional y órganos informativos que supero a los partidos de derechas en organización y disciplina partidaria a pesar de que estuvo perseguido e ilegalizado en muchas ocasiones por distintos gobiernos.

En Panamá existen solo legalmente constituidos partidos de derecha, aunque algunos con sus matices y estilos propios de gobierno y conducción unos mas corporativos otros mas caudillistas, unos mas populistas otros mas elitistas pero al final todos optan en lo político y en lo económico por la economía libre de mercado y el neoliberalismo. Los partidos de izquierda legalmente constituidos no existen salvo el partido político en formación Partido Alternativa Popular P.A.P. partido de izquierdas, democrático, progresista, popular, social, nacional y anti-neoliberal. Luego, de 18 años post-invasión no se había intentado constituir un partido de izquierda dentro de la vida política del país. Las referencias históricas cercanas las encontramos en el Partido del Pueblo P.P. (Comunista) y el Partido Socialista de los Trabajadores P.S.T. (Trostkista) En estas 3 ultimas elecciones post-invasión solo se han disputado el poder político partidos de derechas y los que han resultado ganadores han aplicado fielmente el modelo económico neoliberal. Así que el espectro y la oferta político-electoral en la actualidad se enmarcan en la derecha neoliberal pro-norteamericana y sus proyectos políticos salvo el P.A.P. no existen opciones partidarias políticas de izquierdas en el país, sin negar claro opciones de frentes o movimientos sociales de izquierdas como FRENADESO pero que no son partidos políticos y que por ahora no aspiran a serlo.

La existencia de Partidos Electoreros y Partidos Programáticos es innegable. Pero yo voy más allá de los partidos para señalar políticos y candidatos electoreros. Muchos utilizan y presentan más su figura que un contenido de programas. En teoría los programas son una serie de ideas y propuestas que se presentan a la sociedad con el objeto de resolver o cambiar situaciones y problemas políticos, económicos y sociales. Pero, muchas veces quedan en las promesas de campaña y no pasan de la teoría a la práctica. Su cumplimiento y ejecución por parte de los candidatos elegidos democráticamente será la manera en que sean programáticos y no electoreros al igual que los partidos de los cuales son parte. No puedo dejar pasar la oportunidad para señalar la necesidad de la moralización de los partidos políticos. Los escándalos de corrupción que envuelven a muchos políticos y partidos no son necesariamente producto de una percepción o desconfianza ciega o equivocada de los medios de comunicación, ciudadanos, la sociedad civil o las organizaciones y movimientos populares y sociales. Es parte de una realidad vivida y sentida en la sociedad. Pero dicha moralización implica un cambio de actitud y comportamiento del político que debe ser un representante de los intereses del pueblo y la nación y que la política es el arte y la búsqueda del bien común y no el arte de la toma del poder para asaltar los fondos públicos.

Y desde mi análisis la iniciativa de “Pactos Éticos Electorales” puede ser un primer paso pero no es el fin sino un medio. Los partidos políticos no deben ser clubes sociales cerrados de elites o de grupos de poder que buscan satisfacer intereses individuales mezquinos y egoístas por encima de los intereses colectivos y nacionales. Deben estar al servicio del bien común y de la democracia con una conciencia ética y una actuación moral. Esto no se trata solo de códigos de moral solamente sino de algo más profundo y trascendental de un verdadero cambio axiológico o sea de valores a nivel institucional de los partidos en lo general y de los políticos a nivel particular. La corrupción, el descrédito y los escándalos destruyen la institucionalidad de los partidos y de los políticos. La falta de una escala jerárquica de valores en la actuación de los partidos y los políticos que muchas veces ponen el interés y el cálculo frío en ganar en vez de poner el interés de la patria por encima de todo es producto de una crisis del ser humano, la sociedad y sus instituciones. Valores como la honestidad, la seriedad, la integridad, la dignidad y la fidelidad deben ser parte de la actuación diaria y permanente de los partidos y los políticos.

He tratado de realizar una breve pero concisa aproximación crítica a los partidos políticos panameños en lo general entendiendo que los partidos responden en el fondo a estructuras e intereses económicos oligárquicos y no a los intereses del pueblo. Cada cinco años se realizan elecciones para escoger solamente a unos candidatos. Luego, pasadas las campañas y votaciones termina para muchos la participación ciudadana. Debe ser todo lo contrario. La democracia como sistema político debe estar fundamentada en la participación vigilante y activa de los ciudadanos. La democracia es más que elecciones es un estilo de vida en comunidad. En que la mayoría gobierna a pesar de que puedan ser delegadas a otros nuestro ejercicio del poder o decisión. Las autoridades están en la obligación de tomarnos en cuenta. Los partidos políticos deberían representar y responder a la mayoría de nuestro pueblo sumergido en la miseria, el hambre, la desnutrición, la falta de vivienda, educación, trabajo y salud. Debemos pasar de la democracia electoral a la democracia social con justicia, igualdad, libertad y fraternidad. El papel de los partidos políticos debe ser el desarrollo y fortalecimiento de estos principios y valores fundamentales en un estado de derecho y de libertades democráticas y civiles.

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