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viernes, 17 de enero de 2025

Ensayo: La Universidad de Panamá: Pilar de la Educación Superior y de la Transformación Social (1935-2025) a sus 90 Años de Fundación.

Ensayo: La Universidad de Panamá: Pilar de la Educación Superior y de la Transformación Social (1935-2025) a sus 90 Años de Fundación.

Por: Samuel Antonio Prado Franco, Doctorando en Humanidades y Ciencias Sociales, Facultad de Humanidades, Universidad de Panamá.

Palabras Preliminares.

“La Universidad Cultural es el embrión de una universidad liberal y libre, en que el aspecto de la cultura ha de predominar sobre el puramente profesional, de una universidad que ha de ser realmente universal en sus actividades y no tendrá el monopolio y el privilegio antidemocrático e injusto de los títulos profesionales, pues hará de la educación un ejercicio social más elevado que la mera función de preparar para una carrera profesional”. Dr. Octavio Méndez Pereira (1924-1925) La Universidad Americana y La Universidad Bolivariana de Panamá. El subrayado es nuestro.

Iniciamos este ensayo con estas palabras del Maestro de la Juventud Panameña, Dr. Octavio Méndez Pereira, ya que a través de su pensamiento político y educativo estuvo muy presente el concepto cultura, que también ha sido de mucho interés para el profesor e investigador del pensamiento martiano, el panameño Dr. Guillermo Castro Herrera, quien en su libro: Política y Cultura en Nuestra América 1880-1930 plantea iniciando lo siguiente: “El problema que interesa a este trabajo es el de las condiciones que permiten a ciertas ideas convertirse en fuerzas “materiales” capaces de influir en el curso de la historia de una sociedad determinada.”

Es precisamente el programa, la filosofía, la ideología, el ideario, las ideas liberales que enarboló durante toda su vida pública, política y académica, el Dr. Octavio Méndez Pereira, las que materializadas como fuerzas vivas se convirtieron en un factor de cambio en el ascenso y movilización de miles de panameños y panameñas, que a través del estudio se convirtieron no solo en profesionales, sino personas cultas y libres, igualmente la lucha por la eliminación del enclave colonial canalero, la soberanía nacional y la integridad territorial del país.

De la universidad colonial, hispánica y escolástica, pasando por la Facultad Nacional de Derecho (1918), la Escuela Libre de Derecho (1933) y la Universidad Popular de Acción Comunal, llegamos al Decreto No. 29 de 29 de mayo de 1935 que materializa el sueño, la idea, la visión renovadora y progresista de la Universidad Bolivariana de 1926 que tuvo el Maestro de la Juventud Panameña Dr. Octavio Méndez Pereira, aspiración que no solo tuvo nuestro gestor, fundador y primer Rector, sino esa generación de hombres y mujeres que veían en la educación no solo una forma de profesionalizarse, sino y más importante ser cultos y como diría el Apóstol de Cuba y Nuestra América José Julián Martí Pérez, “ser culto es el único modo de ser libre” (Tomado de Maestros Ambulantes, Nueva York, EE.UU., mayo de 1884).

José Dolores Moscote abogado constitucionalista, político liberal, profesor, Cofundador de nuestra primera casa de estudios superiores, Decano General y primer Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, José Daniel Crespo Peña educador, político liberal y Ministro de Educación, Clara González abogada feminista, Elida Campodónico educadora y abogada feminista, entre tantos otros, son parte de esa noble generación que lucho por una educación humanista, laica, crítica y científica. En sus aulas se forman y se han formado, nuestros médicos, científicos, ingenieros, arquitectos, abogados, profesores y humanistas, las personas que se han convertidos en profesionales y ciudadanos, siendo la columna vertebral del desarrollo político, económico, social y cultural del país, de la cual han egresado entre 1939 a 2023, 287, 729 personas, según la página web de la institución. La Universidad de Panamá, la que en breve tiempo fue llamada Interamericana, la Nacional como también se le conoce popularmente fue el baluarte de las luchas y movimientos estudiantiles, juveniles, sociales, populares, patrióticas, nacionalistas y democráticas.

En cuanto al Dr. José Daniel Crespo, sus aportes al desarrollo y consolidación institucional de nuestra primera casa de estudios superiores es fundamental y se refleja en el impulso que le da a la Ley No. 48 de 24 de septiembre de 1946 que establece la autonomía universitaria, aquella heredera de la Reforma Córdoba de Argentina y la asignación de los terrenos del Cangrejo, Tapia y Monte Oscuro para la actual ciudad universitaria, siendo Ministro de Educación y Presidente de la República Enrique Adolfo Jiménez Brid. Consideramos que aun no se ha reconocido los aportes del Maestro Crespo con respecto a la consolidación de la Universidad de Panamá.

De esa generación institutora de 1964, la Universidad de Panamá homenajeo con el Premio Universidad 2024, al Dr. César Villarreal profesor emérito y distinguido científico quien lucho por izar nuestro pabellón nacional y la dignidad de toda una nación, libre del enclave colonial canalero, aquel inolvidable 9 de enero. La Casa de Méndez Pereira ha sido centro del debate nacional y en su paraninfo se han debatido los grandes problemas nacionales y sociales, como por ejemplo hace unas semanas el tema de la reforma a la seguridad social o la minería.

Esta institución tiene una particularidad, una singularidad. No es solo un complejo de edificios, oficinas, calles, bustos o monumentos, es un espacio histórico, de cultura, arte, literatura, música, de tolerancia y reflexión. Su espíritu es universal, su cuerpo docente ha sido lo más granado de la intelectualidad panameña, conformado tanto por nacionales como por extranjeros, que perseguidos por sus posiciones políticas e ideológicas o por el deseo de compartir sus conocimientos, talentos e investigaciones, llegaron a estas tierras istmeñas donde fueron acogidos e integrados. Sigamos, pues el significado del monumento Hacia la Luz, al ser humano que busca conocimiento y sabiduría. Hoy nos enfrentamos a retos y desafíos importantes, la creciente matricula, la regeneración natural del claustro docente que se retira, de críticas internas y externas necesarias y pertinentes y otras no también intencionadas.

Nuestra mejor arma es y será el conocimiento, no aquel que tiene la figura del opinologo/a, del demagogo/a o el profeta, sino del científico y humanista crítico, acucioso, disciplinado y comprometido. Hoy más que nunca la ética, la transparencia y la decencia deben ser nuestro modo de conducta permanente. Es importante hacer un llamado a los colegas docentes de seguir actualizándonos y mantener nuestros conocimientos lo más vigentes posibles.

A los estudiantes, entre los que me cuento, también a buscar, escudriñar e investigar siempre y los/as compañeros/as trabajadores/as a seguir haciendo el trabajo diario con eficiencia, calidad y pertinencia. Nuestra institución debe abogar por la paz con justicia para el mundo, sin guerras, ni invasiones, ni genocidios, por la vida, por el amor, frente a la delicada situación geopolítica mundial, donde es posible hasta una conflagración nuclear.

A continuación, hemos recopilado una serie de pensamientos del Dr. Méndez Pereira, que nos indican el importante papel que jugo la cultura, en su quehacer político, educativo y partidista, a lo largo de su vida:

“Lo he creído con fe inquebrantable, en las naciones débiles y pequeñas como la nuestra, sobre las cuales se ciernen los nubarrones del imperialismo, cultura general, ciencia e investigación significan, más que ninguna otra, autonomía, personalidad y libertad efectivas. Por eso consideré siempre una obra del más elevado patriotismo la creación y formación de nuestra Universidad. Ella constituirá, por derecho propio –ya lo había dicho antes- por su suficiencia y por solidaridad internacional en la cultura, el más avanzado vigía de nuestro pueblo y el más fuerte, consciente y eficaz de nuestro destino”. Dr. Octavio Méndez Pereira (1935) Discurso de Inauguración de la Universidad de Panamá. El subrayado es nuestro.

Sin ser antiimperialista o antinorteamericano, el Dr. Méndez Pereira, así como lo contemplo un Justo Arosemena, en el siglo XIX, analizaron con preocupación el expansionismo e intervencionismo de la nueva potencia mundial, sobre todo en Centroamérica, primero con el filibusterismo en Nicaragua y que, sin lugar a dudas, quería convertir a Nuestra América en una zona de su influencia, dominio y hegemonía, así como el mar Mediterráneo fue para los romanos, el mar caribe se convertiría en su Mare Nostrum, su mar nuestro. La construcción del ferrocarril transístmico en 1855 y la construcción del canal, inaugurado en 1914, igualmente la zona del canal como área de defensa del mismo nos convirtieron en la práctica en un protectorado o neocolonia, inclusive con el nefasto Tratado Hay-Bunau Varilla de 1903 y con la posición entreguista de varios gobiernos panameños que solicitaban la intervención política, electoral y militar, invocando el artículo 136 de la Constitución de 1904, la llamada enmienda Platt versión panameña, que autorizaba a los EE.UU. el derecho de intervenir en caso de desorden público.

No hay que olvidar que la zona estaba bajo la jurisdicción política, gubernamental, judicial e institucional por parte de EE.UU. Un país dentro de nuestro país, con sus leyes, costumbres, fiestas, idioma, sistema educativo, de salud, vivienda y trabajo, que excluía al pueblo panameño en términos generales, un paraíso verde, exótico y tropical para los norteamericanos que tenían amplias ventajas en vivir y trabajar en dicha zona.

“Yo he señalado ya en otras ocasiones como el ideal a que debe tener una institución nueva como la nuestra, la universidad cultural educadora y libre, sin claustros cerrados, ni divisiones artificiales, ni menosprecio por las actividades prácticas, donde todas las disciplinas naturales, sociales y económicas sean experimentales, críticas, incesantemente perfectibles, donde todas las ideas, todos los sistemas y todas las filosofías puedan ser discutidas y sometidas a investigación y examen, donde no se pretenda formar un centro burocrático, fábrica de títulos y vivero de profesiones, tan limitadas como un oficio manual; donde se cultive al contrario, la facultad constructiva, donde se eduque y se emancipe y donde se desenvuelvan las energías latentes del carácter; donde se estimulen la mente creadora y la acción; donde se enseñe a obrar y pensar por sí mismo para la labor común y el bienestar social, saturado el espíritu de sacrificio y abnegación donde, en fin se tenga bien en cuenta que el centro de donde se debe partir y a donde se debe llegar en toda enseñanza es el estudiante, el más interesado en todos los factores del problema educativo”. Dr. Octavio Méndez Pereira (1935) Discurso de Inauguración de la Universidad de Panamá. El subrayado es nuestro.

“Sobre la ancha base de la independencia social la persona culta tiene el deber de incluir en su acervo todas las riquezas espirituales a su alcance para ponerlas al servicio de la colectividad”. Dr. Octavio Méndez Pereira (1935) Discurso de Inauguración de la Universidad de Panamá. El subrayado es nuestro.

“¿Y dónde encontraría el hombre del campo, el hombre de la ciudad esa cultura que haría el milagro de redimirlo? Nace nuestra universidad abierta a todas las ideas con fines esencialmente culturales, sin tradiciones que atan y sin vicios que es difícil desarraigar, llena de idealismo vital como poder espiritual y como poder práctico, con el pie puesto en las realidades, en la línea de encuentro de dos civilizaciones en donde ha de fundirse una nacionalidad de compleja estructura, acaso una democracia nueva, producto de las más intensas germinaciones de tolerancias y comprensiones.” Dr. Octavio Méndez Pereira (1936) Revista Universidad No. 1. El subrayado es nuestro.

“La Universidad debe ser no sólo una ciudad de edificios construidos de acuerdo con un moderno plan arquitectónico, sino más que todo, un núcleo revolucionario de cultura, con sentido nacional y sentido universal, con poder de atracción constante para el pueblo, fuente constante, también, de integración social y de germinaciones fructíferas en el porvenir”. Dr. Octavio Méndez Pereira. El subrayado es nuestro. Estas palabras son pertinentes frente a la propuesta del órgano ejecutivo del actual gobierno que preside el Licenciado José Raúl Mulino, que quiere mudar por completo la ciudad universitaria, sin tener la seguridad en que terrenos, desvinculándonos de un lugar céntrico de la capital, con acceso al transporte público masivo, buses, metro, taxis, restaurantes, farmacias, copiadoras, comercios y que se ha convertido en un motor económico de sus áreas circundantes y de la vida social y cultural de la zonas de Bella Vista, El Cangrejo, Vía Argentina, Vía España, entre otras.

“Jóvenes estudiantes que me oís, sólo la seguridad y la fe en que es la cultura, una cultura así comprendida, lo único capaz de salvar la dignidad del hombre y salvar los principios democráticos, puede crear en las masas estudiantiles la emoción y el orgullo de formar parte de una universidad, puede darle firmeza a una juventud en marcha y a una nación joven que finca en ella su porvenir”. Dr. Octavio Méndez Pereira. El subrayado es nuestro.

Con las citas anteriores queda demostrado la importancia de la educación y la cultura en el pensamiento y acción del Dr. Méndez Pereira, que, a lo largo de su vida política y pública, ocupo los más importantes cargos dentro del sistema educativo nacional, desde Rector del Instituto Nacional y la Universidad de Panamá hasta Secretario de Instrucción Pública.

Según el Maestro Guillermo Castro, define como: cultura al conjunto de los temas (esto es, problemas socialmente dignos de atención) a través de los cuales esta herencia se hace presente en la vida cotidiana.” El subrayado es nuestro. Cultura que proviene del latín, cultura, cultivo, elaboración y es el conjunto de todos los aspectos de la actividad transformadora de los seres humanos y la sociedad, así como de los resultados de esta actividad.

La siguiente cita del Maestro Castro, sintetiza nuestro pensar, planteado en nuestra tesis de Maestría en Ciencias Sociales con Énfasis en Sociología y Ciencia Política: Educación Liberal y Educación Conservadora en Panamá. Una Aproximación Crítica 1903-1953, sustentada en la Universidad Especializada de las Américas UDELAS donde señalamos que educación y por ende cultura, no se pueden deslindar de lo político e ideológico en los proyectos, tanto liberal como conservador. Aunque ambas tenían sus diferencias conceptuales y prácticas, coincidieron en el desarrollo de la educación y la cultura nacional, como piedra angular en la construcción de un sólido y robusto Estado-nación.

La construcción de un Estado-nación, tiene como elemento primordial, la educación, la salud, la vivienda o el trabajo. A continuación, la cita: “En este sentido, se hace posible plantear como hipótesis de trabajo la de que la cultura constituye la condición dada para el desarrollo de cualquier ideología pero que, al propio tiempo, esa cultura sólo tiene existencia visible a través de practicas sociales organizadas en torno a los valores inherentes a ideologías específicas.” El subrayado es nuestro.

En la misma línea se encuentra el autor Zygmunt Bauman, que afirma en su libro: La Cultura en el Mundo de la Modernidad Liquida lo siguiente: “El proyecto de ilustración otorgaba a la cultura (entendida como actividad semejante al cultivo de la tierra) el estatus de herramienta básica para la construcción de una nación, un Estado y un Estado nación, a la vez que confiaba esa herramienta a las manos de la clase instruida.” El subrayado es nuestro.

En otro escrito titulado: Masas, Clases, Élites: La Semiótica y la Reimaginación de la Función Sociológica de la Cultura, cuyo autor también es Zygmunt Bauman, plantea lo siguiente: “La cultura es la creación de las experiencias acumuladas de los procesos vitales de muchas generaciones, y al mismo tiempo <<sirve>> a esos procesos.” El subrayado es nuestro.

Quiero concluir este ensayo con unas palabras del Dr. Octavio Méndez Pereira: “Yo he querido, desde que la concebí, y lo he dicho repetidas veces, que la Universidad de Panamá llegue a ser esto, la casa de la cultura del pueblo, la antena de sus afanes, dolores, alegrías y esperanzas, la fragua encendida de nuestro destino, el centro de estudios de los problemas panameños, la atalaya y la fortaleza de nuestras libertades, la fuente de rebeldías sanas y de serenidad espiritual de los jóvenes que, por una recia contextura moral e intelectual, pueden emprender la obra de nuestra regeneración.” El subrayado es nuestro. La Universidad de Panamá se enfrenta a grandes y múltiples retos y desafíos, una mayor población estudiantil, el acceso a la tecnología, a un internet de mayor cobertura y calidad, de clases más dinámicas e interactivas y de aulas y edificios en mejor estado. Conocer nuestro pasado es un faro que puede iluminar y guiar a los universitarios en su permanente afán de renovación y cambio.

Por considerar de sumo interés para conocer al intelectual que estuvo detrás de la fundación de la Universidad de Panamá, incluimos esta breve biografía de nuestra autoría del Dr. Octavio Méndez Pereira:

El Dr. Octavio Méndez Pereira “Maestro de la Juventud Panameñanació en Aguadulce, Provincia de Coclé, el 30 de agosto de 1887 y murió en la Ciudad de Panamá el 14 de agosto de 1954. Se graduó de Maestro en la primera promoción de la Escuela Normal de Varones, regentada por los Hermanos Cristianos-Lasallistas en Panamá y de Profesor de Estado en Español y Filosofía de la Universidad de Chile en 1912.

Ocupó importantes cargos entre los que se destacan: Secretario de Instrucción Pública; Rector del Instituto Nacional y la Universidad de Panamá; Embajador y Presidente del Partido Liberal. Educador, político, diplomático, pensador y escritor. Escribió una gran cantidad de obras, escritos y artículos literarios, educativos, diplomáticos, políticos, entre otros.

Fundó revistas y colaboró hasta los últimos días de su vida en las más destacadas del país, entre las que se cuentan: la “Revista de Instrucción Pública” (1912-1916); la “Revista Nueva” (1916-1919); la “Revista Escolar” (1917-1918); “Estudios” (1922-1934); “El Educador” (1925-1926); “Alas” de la Escuela Profesional de Mujeres (1929-1944); “Nueva Luz” de la Escuela Normal de Institutoras; la “Antena” (1931); el “Aguilucho” del Instituto Nacional (1936); “Universidad” Órgano de la Universidad de Panamá (1936-1954), “Lotería”, “Épocas” y “Cuasimodo”, revistas que cumplieron un trascendente cometido cultural y literario.

Destaca como crítico literario en escritos como: “Hombres de Letras: Galdós y García Calderón; “Ante la Estatua de Cervantes”; “Homenaje de la Universidad a Sor Juana Inés de la Cruz”; “Bodas de Plata de Doña Bárbara en la Literatura e Historia de la Literatura Hispanoamericana”. Dentro del mismo contexto literario elabora y pública una: “Gramática”; un “Parnaso Panameño”; una “Antología de la Literatura y un texto para primaria sobre “Ejercicios de Lenguaje” y “Gramática Elemental”, con lo cual deja evidencia de su celo, amor y cuidado por conservar la lengua española. Otros escritos sobre el tema literario son: “Significado Peyorativo de Algunos Nombres”; “Cervantes y el Quijote Apócrifo”; “Dante”; “El Arte de Estudiar y el Arte de Leer”; “El Libro de los Elogios” y “Gesta de Incendio”.

Escribió una extensa y profunda biografía sobre el Dr. Justo Arosemena Quesada, a la que se suman los siguientes libros y escritos históricos: “El Canal de Panamá” (este libro es una completa historia de la obra del Canal de Panamá que a manera de monumento está grabada en piedra en la Plaza de Francia); “Para la Historia de la Defensa de Panamá”; “Panamá en la Gran Colombia”; “Panamá, País y Nación de Transito”; “Coronel Juan A. Jiménez”; “La Defensa de Panamá”; “Documentos sobre el 3 de Noviembre”; “La Independencia de Panamá”; “En el Surco”; “Fuerzas de Unificación”; “Instituciones Políticas de Inglaterra”. Sus novelas históricas son: “Núñez de Balboa o El Tesoro del Dabaide y Tierra Firme” y “El Tesoro de Morgan”.

Por este lado, sus ideas, preocupaciones y acciones por la educación y la formación cívica de la niñez y la juventud y el desenvolvimiento y desarrollo de la instrucción pública en el país lo motivan a escribir: “Elementos de Instrucción Cívica” y la “Historia de la Instrucción Pública en Panamá” (Considerado el primer intento serio de un estudio histórico y analítico de la Instrucción Pública en Panamá). Las memorias que escribió cuando fue Secretario de Instrucción Pública, contienen sus principales obras administrativas como: la fundación de la Universidad de Panamá, la construcción de la Ciudad Universitaria, la fundación de la Escuela Profesional, la fundación del Museo Nacional, la fundación y organización de dos escuelas normales rurales y de numerosas escuelas rurales y bibliotecas a nivel nacional.

Fue un liberal, reformador, demócrata, republicano, humanista, cristiano católico, ecologista, patriota, nacionalista, latinoamericanista, internacionalista y pacifista.

Fundó escuelas y bibliotecas; creó la Ley Orgánica de Educación; decretó el Día del Árbol, el Día del Maestro y el Día de la Escuela. Fue Presidente de la Primera Asamblea Pedagógica de 1914. Por su valioso aporte educativo fue condecorado por varios países. Luchó por el mejoramiento de las condiciones materiales y morales de los estudiantes y profesores. Su máxima obra a la educación nacional fue la fundación de la Universidad de Panamá mediante Decreto Ejecutivo No. 29 del 29 de mayo de 1935. En su Discurso de Inauguración de la Universidad pronunciado el 7 de octubre de 1935, en la Aula Máxima del Instituto Nacional, el Dr. Méndez Pereira establece de una forma general los principios, valores, objetivos, misión y visión institucionales. Propone una “Universidad Cultural, Académica, Científica, Crítica, Educadora, Democrática, Política, Igualitaria, Con Carácter Social, Abierta, Tolerante y Libre” donde se forme integralmente al estudiante con una serie de principios y valores morales y patrióticos y que posea una cultura general. La Universidad debe ser el centro del debate de los problemas nacionales, vigía del pueblo y defensora de nuestro destino. La Universidad no puede ser centro burocrático o fábrica de títulos.

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