Artículo: La Juventud Nuevo Referente de la Política Panameña. 16-12-2019.
Por: Samuel Prado Franco.
Licenciado en Humanidades con Especialización en Filosofía, Ética y Valores.
Especialista en Docencia Superior.
Magister en Ciencias Sociales con Énfasis en Sociología y Ciencia Política.
Estudiante del III Año Nocturno del Capítulo de Honor Sigma Lambda de la Licenciatura en Ciencia Política.
Profesor e Investigador del Centro de Investigaciones Democráticas y Políticas CIDEP. Facultad de Derecho y Ciencias Políticas. Universidad de Panamá.
Contacto: samuelpradof@gmail.com
Los jóvenes con o
sin organización se movilizaron para rechazar las propuestas de las reformas
constitucionales. Dichas movilizaciones expresaron la frustración y decepción
de una generación, la postinvasión que se siente desencantada con las promesas
no cumplidas de una democracia elitista, formalista y electoral, que no pasa de
ser meramente representativa. Una juventud diversa, en cuanto a formas de
protestar, debatir y organizarse, que superaron formas de protesta más
tradicionales y que se convirtieron en la vanguardia que ha estado protestando
en las calles contra dichas reformas. Será este período, un cambio en el orden
de cosas. Estará basado en aquellos grandes relatos, narrativas y posiciones
políticas e ideológicas que movilizaran a las juventudes y estudiantes en gran
parte del siglo XX. O se pre-configura, el ascenso de otros grupos o
movimientos, que en lo nacional, regional o internacional han tomado fuerza y
beligerancia, como las feministas o la comunidad LGBTIQ+.
Este rechazo a las reformas constitucionales expresa un repudio al gobierno o expresa algo más profundo, un rechazo al modelo y sistema imperante desde la postinvasión. Igualmente, el desgaste de un liderazgo político, altamente cuestionado y envuelto en actos de corrupción de toda forma e índole. Mientras los partidos políticos de gobierno y oposición no asumen un liderazgo real, ni tampoco hay claridad de un liderazgo efectivo desde los movimientos sociales, populares, sindicales y gremiales, seguimos en la búsqueda de una opción política viable para la crisis. En esta coyuntura, -sui generis-, de la política panameña se han dado coalescencias entre grupos y jóvenes de universidades privadas como la Universidad Santa María La Antigua USMA y universidades públicas como la Universidad de Panamá, Universidad Tecnológica y la Universidad Especializada de las Américas UDELAS, en cuanto a la oposición a las reformas constitucionales.
Pese a las coincidencias en el discurso, el posicionamiento
político e ideológico de los grupos estudiantiles de la Universidad de Panamá,
se distancian con los grupos estudiantiles de la USMA. Inclusive,
mediáticamente cuando la Universidad de Panamá marcha de forma unitaria a la
Asamblea Nacional producto de las propuestas de reformas a los 2 artículos de
la Constitución Política de la República de Panamá de 1972, lesivos a su
autonomía, presupuesto y papel fiscalizador, los universitarios fueron acusados
de violentos. En cambio, a los estudiantes de la USMA se les califica de
pacíficos y dialogantes. Las condiciones anómicas plantean niveles de
desorganización a nivel territorial y barrial de los movimientos sociales para
hacerle frentes a las reformas. Esto tiene un correlato en la participación
política de los movimientos sociales, que no han logrado pasar a una lógica
electoral que permita la sobrevivencia de un partido a mediano y largo plazo.
Lograr que los afiliados a los sindicatos y gremios voten a los candidatos
salidos de sus filas. Las reformas constitucionales son rechazadas más en la
forma que en su contenido. El proceso estuvo viciado por la falta de consulta.
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