Palabras
Dadas en el Conversatorio: Torrijismo, Decadencia o Vigencia.*
Por: Samuel Prado Franco.
Licenciado en Humanidades con Especialización
en Filosofía, Ética y Valores.
Especialista en Docencia Superior.
Magister en Ciencias Sociales con Énfasis en
Sociología y Ciencia Política.
Estudiante del III Año Nocturno de la
Licenciatura en Ciencia Política.
Profesor-Investigador y Sub-Director del Centro de
Investigaciones Democráticas y Políticas CIDEP. Facultad de Derecho y Ciencias
Políticas. Universidad de Panamá.
Contacto: samuelpradof@gmail.com
Soy de la generación
que nació después de la muerte del General Omar Torrijos Herrera. Mi interés
por conocer de Torrijos comenzó por mi padre, quien si lo conoció. Ya de forma
más académica he estudiado tanto el torrijismo y el panameñismo como doctrinas políticas
y estilos de gobierno. En este conversatorio quiero plantear la siguiente
tesis: El torrijismo y el
anti-torrijismo deben ser superados. Este antagonismo no ayuda a la
clarificación del debate de ideas necesario en nuestra sociedad y país. Ya que
sin negar, con sus luces y sombras, el aporte del torrijismo, en especial a la
lucha de liberación nacional contra el enclave colonial canalero, el torrijismo
se agotó como proyecto de país.
Afirmo esto no solo
desde la teoría, sino de los hechos. Privatizaciones, neoliberalismo y persecución
contra el adversario han sido práctica habitual del régimen militar a partir
del General Manuel Antonio Noriega y de los gobiernos post-invasión del Partido
Revolucionario Democrático P.R.D. de Ernesto Pérez Balladares y Martin Torrijos
Espino. Tampoco nos ayuda el anti-torrijismo desde la posición del civilismo o
de algunos sectores de la izquierda. El civilismo que a través de algunos
partidos expreso una negación absoluta de que hubo algo bueno hecho por el régimen
militar. Estos absolutismos que no ayudan a conocer, profundizar, analizar y
reflexionar este y ningún período histórico.
Reitero, Torrijos,
parafraseando a Domingo Henrique Turner, en referencia al Doctor Belisario
Porras Barahona, decía “hasta el sol tiene sus manchas.” Torrijos es innegable
que jugó un papel en la historia nacional y regional. Fue uno de los políticos
y militares panameños más reconocidos. Su figura transcendió fronteras y llevo
el tema del canal a su internacionalización. El canal no sería un conflicto
netamente panameño, para ser un tema de lucha regional, latinoamericana y
mundial.
El torrijismo y
anti-torrijismo, es un tema que divide a la izquierda. Lo vínculo con el
peronismo y el anti-peronismo en Argentina. La superación de este y otros
dilemas, si Torrijos fue bueno o malo, si fue santo o diablo, es reconocer que
ante todo fue un ser humano, que jugo un papel en la historia nacional y fue
una figura política. Para las nuevas generaciones, nacidas post-invasión que
han sufrido y sufren un sistema o modelo educativo que invisibiliza y
tergiversa gran cantidad de hechos históricos y de hitos y luchas de los
movimientos sociales y populares, el período de 1968 a 1989, no lo asumen como
propio o cercano.
La ruptura generacional
no contribuye a este acercamiento. Por lo tanto, el rescate de la memoria
histórica, sin pasionismos mitificadores, ni sectarismos estériles, ni
dogmatismos esquematizantes, podrán no solo elevar y profundizar el debate,
sino la construcción del nuevo y necesario proyecto de Estado-Nación que supere
los graves y grandes problemas nacionales. Porras, Arias y Torrijos fueron
seres humanos, con virtudes y defectos. Mitificarlos y santificarlos es obra de
seguidores/as y fanáticos/as; juzgarlos y analizarlos, es producto de
científicos/as sociales y de seres humanos con sentido común. Es tarea de esta generación asumir la
conducción y dirección en la construcción del proyecto Estado-Nación.
*Palabras Dadas en el Conversatorio: Torrijismo, Decadencia o Vigencia, realizado el 31
de julio de 2019, en la Galería de Arte Manuel E. Amador, de la Universidad de
Panamá.
Profesor, el dilema no es “torrijismo o antitorrijismo”, caricaturizando de paso la real posición de los auténticos marxistas-leninistas de Panamá. Nunca asumimos tal. Se combatió una gestión política unipersonal, liberticida y populista cónsona con los intereses estratégicos de los imperialistas yanquis y, de paso, con aquellos de la clase burguesa compradora, y no un cuerpo doctrinal falsamente presentado, a posteriori, como socialdemocrático. Allí no era la burguesía nacional y menos la clase obrera consciente.
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