Con el Embajador de la República Popular de China Wei Qiang |
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Presentación
de la Revista Tareas No. 161, Enero-Abril de 2019. Panamá y China, Retos y
Oportunidades.
Por: Samuel Prado
Franco.
Licenciado en
Humanidades con Especialización en Filosofía, Ética y Valores.
Especialista en
Docencia Superior.
Magister en Ciencias
Sociales con Énfasis en Sociología y Ciencia Política.
Estudiante de III Año
de la Licenciatura en Ciencia Política.
Profesor e Investigador
del Centro de Investigaciones Democráticas y Políticas. Facultad de Derecho y
Ciencias Políticas. Universidad de Panamá.
Contacto:
samuelpradof@gmail.com
En primer lugar, doy
gracias por la invitación a presentar este número 161 de la revista Tareas, una
de las publicaciones junto a la revista cultural Lotería, de las más
importantes en el área de las ciencias sociales, las humanidades y la cultura.
Hay que recordar, sin lugar a dudas a su fundador el Maestro Ricaurte Soler,
uno de los más relevantes intelectuales orgánicos del siglo XX panameño. Es
para mí un honor presentar esta revista y más si se trata de las relaciones
entre la República de Panamá y la República Popular de China.
El año pasado tuve la
oportunidad de ser parte de la delegación panameña, la primera en asistir a la
4 edición del Programa Puente al Futuro: Plan de Formación de 1,000 Dirigentes
Jóvenes China-América Latina y el Caribe organizado por la Federación de la
Juventud China. Una cosa es conocer un país por los libros o los testimonios de
otros/as viajeros/as e ir a conocerlos en persona. Es aquí donde entro en
materia.
Para conocer China hay
que conocer claro esta su pasado, pero y muy importante su presente. Y en su
presente moderno a 3 personas que determinaron a través de su pensamiento y
acción mucho de lo que es la actual China. El Presidente Mao Tse-Tung, el
Dirigente Deng Xiao-Ping y el Presidente Xi Jinping y al actor político más
importante del siglo XX y XXI en China, el Partido Comunista de China. Para
estudiar China no cabe el simplismo, ni el criterio reduccionista. Para ser
científico o cientista político-social hay que profundizar en realidades que
nos invitan al desafío de la innovación y la superación de las posiciones
cómodas.
Estudiar China de por
si es un desafío no solo por lo distante geográficamente hablando, sino por una
historia, civilización y cultura milenaria. Esa lucha de tradición y
modernidad, occidentalismo y pragmatismo, capitalismo y socialismo con
características propias, se debate un país que tiene no menos importantes
problemas y retos en cuantos a las relaciones ciudad-campo, la pobreza, el
salto tecnológico, las relaciones internacionales y el papel de China en el
mundo y el cambio climático.
La revista en este
número, nos presenta 3 artículos, de 3 académicos panameños, los cuales con distantes
con distintas miradas, perspectivas y abordajes nos invitan al análisis y
reflexión. El economista, profesor y escritor Juan Jované en su artículo: China
y el Socialismo aborda una reflexión sobre China desde la economía, valorando
el modelo del socialismo con características chinas. Sobre esto se debate
ampliamente si China es un país capitalista de Estado, donde la hegemonía
política e ideológica la mantiene el Partido Comunista de China o si China
mantiene una economía mixta, donde existen tanto formas económicas capitalistas
y socialistas con un estricto control político, económico y social del Estado. Lo
cierto es, que a partir del 1 de octubre de 1949 con la fundación de la
República Popular de China, por el Presidente Mao, el gran timonel, se vivieron
diversos momentos desde la colectivización, las comunas campesinas, la
industrialización hasta el inicio del período de reforma y apertura que cumple
40 años (1979-2019) con el Dirigente Deng Xiao-Ping, el pequeño timonel, donde
se liberaliza la economía y se abre el mercado chino a tecnología y capitales
extranjeros.
El artículo del
diplomático, profesor y escritor Julio Yao: China, El Canal de Panamá y la
Geopolítica merecen el reconocer que China condena la agresión imperialista del
9, 10, 11 y 12 de enero de 1964 por parte de civiles y militares
norteamericanos. Frente a esto debo señalar el error que incurren algunos
analistas y académicos que ligeramente acusan a China de “imperialista”. Si
hacemos una comparación con EE.UU., cuantas bases militares tiene China en el
mundo, cuantos ejércitos o flotas navales desplegados o cuantas agresiones
militares se le pueden contabilizar. Si bien es cierto, China como potencia
juega un papel protagónico en el concierto de las naciones, en los BRICS y otros
organismos internacionales, China no opera como potencia imperialista por sí, ni
su política internacional refleja tal actitud.
Y en esto no hay que
pecar de ingenuidad. El intento de instrumentalizar un discurso anti-chino,
frente al tema de la sede de la embajada de China en Panamá fue el resultado de
una mezcla de personas que bien intencionadas defendían una posición patriótica
y nacionalista y otros/as que evidentemente tienen posiciones conservadoras,
reaccionarias, retardatarias y de derechas. Solo para recordar que la sede de
la embajada de EE.UU. en Panamá esta en Clayton.
El 3 artículo del
gerente de prospectiva y vicepresidente de innovación de la Fundación Ciudad
del Saber, Gabino Ayarza Sánchez nos invita a mirar a China y más allá de nuestro
presente. Y esto es algo que sin dudas, de la forma de organizar y planificar
de los chinos me impacto. Las luces largas con que gobierna, con que
planifican. A diferencia de nuestro inmediatismo o esfuerzos pasajeros, China
se impone construir el futuro en el presente. Su inmensa población de más de
1,300 millones de habitantes, administrar tan vasto espacio geográfico y todos
los recursos energéticos y minerales, es por lo menos una proeza. Para
comprender esto invito a la lectura del libro del Presidente Xi: La
Administración y la Gobernanza en China, que pone en relieve la visión de un
hombre de Estado, un estadista quien ha conducido la revitalización del
pensamiento chino y del marxismo a través de congresos, seminarios y grupos de
estudio, a los más altos niveles del Estado, el gobierno, el partido y el
ejército.
Las relaciones
históricas, políticas, económicas, sociales y culturales entre los pueblos de
China y Panamá no se reducen a tratados o convenios internacionales. La
iniciativa de la Franja y la Nueva Ruta de la Seda Marítima, es sin lugar el
proceso de conexión terrestre y marítima a nivel del comercio mundial más
ambicioso de estos últimos tiempos. La pregunta que cabe: Si China tiene
definido lo que quiere para Panamá y Nuestra América, Panamá que busca o
pretende en estas relaciones. El estudio, análisis y reflexión sobre China
demanda un mayor y renovado esfuerzo de investigación, intercambio entre
académicos/as e instituciones tanto chinas como panameñas, teniendo en cuenta
lo que ya está desarrollando el Instituto Confucio.
El seminario organizado
por el Departamento de Sociología, de la Facultad de Humanidades y esta
publicación llena un vacío en cuanto al estudio de las relaciones entre Panamá
y China. La construcción de un mundo multipolar, pacífico y respetuoso de la
soberanía y autodeterminación de los pueblos y naciones es un norte deseable y
necesario, en el cual el papel de China y Panamá será de importancia, no solo
por un interés económico mutuo, sino como un punto de intercambio en todos los
ámbitos y niveles. La paz y el cuidado de la casa común no es negociable en
tiempos de guerra, ni de violencia.
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